
Marta Vaamonde, UNED – Universidad Nacional de Educación a Distancia
Ofelia ha sido uno de los personajes de Shakespeare que más interés ha despertado a lo largo de la historia. Figura femenina principal de la tragedia Hamlet, se presenta como objeto de las manipulaciones de los hombres de su entorno. Se mantiene obediente a su padre Polonio, consejero real que la usa para medrar en la corte, cuando le dice que se aleje del protagonista, de quien está enamorada, y después que se acerque, porque cree que es una manera de acceder a Hamlet. Al final acaba traicionando a quien ama.
El conflicto entre ella y Hamlet va desquiciando al personaje a lo largo del drama. Tras la muerte de su padre, asesinado por accidente a manos del protagonista, Ofelia acaba volviéndose loca y fallece en un accidente sospechoso de ser en realidad un suicidio.
Ofelia en el arte y la ciencia
En el primer libro inglés sobre histeria A briefe discourse of a disease called the suffocation of the mother (1603), de Edward Jorden, y en La anatomía de la melancolía (1921), de Robert Burton, se considera la locura de Ofelia como “locura de amor”, causada por sus sentimientos no correspondidos y su deseo sexual reprimido.
En el siglo XVIII se censuró el lenguaje desinhibido de la Ofelia loca y sus representaciones teatrales fueron sentimentalizadas. Sin embargo, en el siglo XIX, la locura y la sexualidad de Ofelia centraron la atención de los románticos. El ahogamiento de Ofelia fue pintado en numerosas ocasiones por pintores como Eugène Delacroix o los prerrafaelistas ingleses, por ejemplo, John Everett Millais y Arthur Hughes. Ofelia representaba el sentimiento, Hamlet la reflexión.
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En las representaciones teatrales, como la de la actriz Harriet Smithson en 1827, la Ofelia loca portaba un velo negro, símbolo del misterio sexual femenino en la novela gótica. La visión sentimental de Ofelia sería imperante en la puesta en escena del XIX que exaltaba el mito del amor romántico y la subordinación de las mujeres. La Ofelia victoriana era una joven apasionada y conducida a la locura. Así dominó las representaciones en los siguientes 150 años, incluida la de Laurence Olivier de 1948.
Los psiquiatras del siglo XIX utilizaron a Ofelia como un caso de histeria y colapso mental. En el siglo XX predominaron las interpretaciones freudianas que enfatizaban sus deseos sexuales neuróticos e insinuaban atracciones incestuosas inconscientes hacia su padre y su hermano. El psicoanálisis sirvió para justificar con un nuevo discurso la subordinación de las mujeres.
Lecturas feministas de Ofelia
El siglo XX ofreció también una revisión feminista de Ofelia aportando el punto de vista de las mujeres. Marjorie Garber, experta en Shakespeare, analiza el lenguaje falocéntrico de la obra. Ofelia es el “objeto de deseo” de Hamlet, a la que se le niega la voz. La académica Elaine Showalter señala que se retrata a Ofelia como: “Un personaje menor insignificante creado como un instrumento para representar mejor a Hamlet. Privada de pensamiento, sexualidad y lenguaje”.

Fotografía de Maggie Lennon / Unfinished Stories
Junto a estas interpretaciones de Ofelia como víctima de la sociedad patriarcal, se ofreció una lectura de su locura como protesta y rebelión contra los estereotipos de género. Adaptaciones como la de Melissa Murray (1979) la convierten en una heroína que huye con una sirvienta para unirse a una comuna guerrillera feminista. En el siglo XXI ha habido adaptaciones más extremas como The Al-Hamlet Summit (2002), de Sulayman Al-Bassani, que transforma a Hamlet en un militante islamista y a Ofelia en una terrorista suicida. Novelas como Dating Hamlet (2002), Ophelia: A novel (2006) y Falling for Hamlet (2011) la presentan como una heroína.
Sin embargo, podemos ofrecer una visión feminista de Ofelia que no la sitúe ni en un relato ficticio ni como víctima, sino como una heroína desacoplada que, con su muerte, simbólicamente se rebela contra la sociedad patriarcal.
Una heroína desacoplada
Ofelia es el contrapunto de Hamlet. La locura de Hamlet le lleva a una acción transformadora que cambia el destino de la corte. La locura de Ofelia, sin embargo, no le permite cambiar la situación, es su vía de evasión ante un mundo corrompido.
La tragedia acaba con la muerte de Hamlet y Ofelia, pero también la muerte es distinta para estos personajes. Hamlet muere épicamente luchando por la justicia; Ofelia, arrastrada cual ninfa por las aguas. La muerte de Hamlet es masculina y heroica, incluso su enemigo reconoce su grandeza. La muerte de Ofelia es de una lírica belleza. El sepelio es rápido para no llamar la atención sobre su suicidio con el que estaba desafiando el orden social convirtiéndose en una heroína. Hamlet es reconocido porque acaba acatando la ley de la venganza entonces imperante. Ofelia con su suicidio rompe definitivamente con un orden social patriarcal y opresivo.
En su locura y su suicidio nos desvela sagazmente mucho del mundo patriarcal y opresivo de su época, del que somos herederos. La heroicidad de Ofelia no requiere situarla en un relato ficticio, sino escuchar lo que simbólicamente nos muestra.
Marta Vaamonde, Profesora de Estética y Teoría del arte., UNED – Universidad Nacional de Educación a Distancia
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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Author: viajes24horas
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Fuente: republicadominicana24horas.net